¿Son los primeros frutos?

Por: Oscar García
Como buenos mexicanos puede que no apoyemos incondicionalmente durante la temporada, pero si vemos que el equipo está cerca de la final, nos ponemos la camisa, desempolvamos las banderas y gritamos a los cuatro vientos nuestro amor al club.
Algo similar ocurre con la selección, podemos criticar que no hay continuidad en los procesos; que los convocados no son los que más lo merecen; que sí, somos prácticamente invencibles en casa pero la visita nos cuesta; ¿pasar a Brasil en repechaje?, una vergüenza y a Rusia caminando pero sin continuidad en el 11 inicial.
Pero cuando juega es el equipo de todos y no se diga si está en un mundial o evento importante, los alentamos a morir, soñando con salir campeón, en las buenas somos todos, en las malas son ellos.
Con el futbol femenil esto es aún más marcado, pues en televisión únicamente se da seguimiento a los torneos internacionales, pero no se sabe cómo fue que llegaron ahí, lo cierto es que quitando a las pocas jugadoras que se desempeñan en Europa, de las demás tampoco se conoce su trayectoria, o al menos eso pasaba hasta hace unos meses, que se creó la Liga MX Femenil.
Con ello, el seleccionador nacional ahora tiene la posibilidad de dar el mismo seguimiento semanal a las jugadoras de la liga local y a las del extranjero, además tiene un abanico más amplio de futbolistas para armar su cuadro.
Una de las normas de la Liga MX Femenil es que los equipos solo pueden tener dos jugadoras mayores a los 23 años, con lo cual los equipos nacionales más beneficiados serán los de límite de edad.
Lo anterior quedó demostrado en el pasado Pre Mundial Sub 20 de Concacaf que se disputó en Trinidad y Tobago, en donde el equipo tricolor se presentó con jugadoras que pertenecen a los conjuntos de universidades de Estados Unidos, pero con una gran base de las futbolistas que hicieron su debut hace unos meses en la liga local.
Los resultados fueron tangibles, el combinado azteca viajará a la Copa del Mundo de la especialidad, Francia 2018 como campeón de la confederación, algo que nunca había pasado.
En la final, la selección comandada por Cristopher Cuellar empató con a un gol con Estados Unidos, una de las potencias mundiales del futbol femenil, por lo que el campeón del torneo se tuvo que decidir desde los 11 pasos.
En los penales las cobradoras mexicanas demostraron mucho temple, que sumado a la gran actuación de la arquera Emily Alvarado, quien detuvo dos penales para que su equipo se quedara con el título por 4-2.
Es muy temprano para echar las campanas al vuelo y es evidente que la estructura del futbol femenil en México tiene mucho que mejorar, para que las jugadoras practiquen en condiciones favorables y la actividad sea tan o más rentable que el futbol varonil, pero con resultados como este, parece que se ha encontrado el camino.